La Región de Valparaíso, un crisol de historias y leyendas, atesora entre sus relatos más singulares el fugaz paso de una de las voces más emblemáticas de la historia musical: Edith Piaf. Se cuenta que el “Gorrión de París”, célebre en el mundo entero por su inigualable talento, habría visitado La Calera en un episodio que mezcla la realidad con la rica mitología local, un relato que, aunque increíble para algunos, perdura en la memoria de unos pocos afortunados que lo escucharon de primera mano. Esta anécdota, que se remonta a 1957, ofrece una pincelada de la inesperada conexión entre la urbe cementera y una leyenda musical.
El Mito que Cobró Vida: Piaf en La Calera
La Calera, conocida por su vibrante historia y sus personajes memorables, es un terreno fértil para narrativas que a menudo difuminan la línea entre lo real y lo inverosímil. La historia del encuentro de Edith Piaf con esta ciudad de la Región de Valparaíso es una de ellas, un acontecimiento que, a pesar de la falta de registros formales, ha sido transmitido de boca en boca, manteniendo viva la esencia de lo que pudo haber sido. Los protagonistas principales de esta singular anécdota, lamentablemente, ya no están, pero su legado oral persiste.
Un Hacendado con Gusto por la Música
En el corazón de esta historia se encuentra Enrique Bismarck, un acaudalado hacendado y propietario del Fundo La Peña, cuya pasión por la música lo llevaba frecuentemente a la “Casa Fernandino”. Este establecimiento, uno de los pioneros en la venta de discos y artículos electrónicos en La Calera, era el epicentro de su afición. Allí trabajaba Francisco “Panchito” López, un apreciado calerano, tristemente fallecido hace algunos años, cuya experiencia y vasto conocimiento musical eran muy valorados. “Panchito” solía visitar la residencia de Bismarck para organizar su extensa colección de discos, un tesoro musical que el hacendado atesoraba con dedicación.
Un Encuentro Inesperado en el Corazón de La Calera
En 1957, en vísperas de su cumpleaños, Bismarck solicitó a “Panchito” preparativos especiales para la llegada de una invitada muy particular: la mismísima Edith Piaf. Aprovechando una gira de la cantante por Argentina, donde deleitó al público tras conocer y apadrinar en París a Atahualpa Yupanqui, el hacendado la contrató para una actuación privada en su finca. 🎤 La noche del cumpleaños, “El Gorrión de París” brilló con su voz inconfundible. Tras su actuación, la ordenada colección de discos y los pósters de Piaf, estratégicamente colocados por “Panchito” con material facilitado por RCA, capturaron la atención de la diva francesa.
La Curiosidad de la Estrella
Impresionada por la meticulosa organización y la belleza del display, Edith Piaf preguntó quién había realizado tan esmerado trabajo. Al enterarse de que el responsable era Francisco, un hombre de La Calera, la cantante expresó su deseo de conocerlo. Fue así como Enrique Bismarck gestionó el encuentro. Alrededor del mediodía, un elegante automóvil partió desde el Fundo La Peña hacia el centro de La Calera. El vehículo se detuvo frente a la emblemática Casa Fernandino, y de él descendió una mujer menuda que se acercó para saludar y felicitar personalmente a “Panchito” López.
- No se registra un recorrido de Piaf por las calles de La Calera.
- Su visita fue un saludo breve y personal.
- No existen fotografías ni documentos que testifiquen el momento.
Este saludo fugaz, que duró solo unos instantes, se convirtió en una joya de la tradición oral calerana, un testimonio personal del propio Francisco López, quien compartió la historia con un círculo íntimo. El paso de la intérprete de éxitos inmortales como “Non, je ne regrette rien” y “La vie en rose” por La Calera se suma a otras narrativas locales igualmente míticas, como las actuaciones de Sandro o las visitas de Raphael, consolidando el rico patrimonio de anécdotas que definen la identidad de esta particular ciudad de la Región de Valparaíso.